jueves, 30 de diciembre de 2010

:D

Life's short. Just go and live it.

lunes, 6 de diciembre de 2010

So... Kiss Me!!!

NO puedo decirte con sólo palabras lo hermoso que fue ese momento, esa noche, esa fiesta. Sólo sé que te amo. No importa lo que digan, lo que los demás piensen. No importan los impedimentos, las estupideces que podrían interponerse. Sólo bésame. Sólo abrázame y estoy completa.

viernes, 3 de diciembre de 2010

No me tientes...

No me tientes, amor
por tu voz, tu olor
en tu piel, su color
tu sonrisa, su sabor
no me tientes, por favor.

He caído en tus manos
sin mirar atrás
perdida en tus ojos
cuando a mi lado estás.

He besado tus labios
sin pensar en más
bebido de los abrazos
que con tu alma me das.

Pero al estar entre tus brazos,
no hay vuelta atrás
de mi alma a tus labios
sé que soy tuya y de nadie más
tómame en tus manos
y promete que no me soltarás
porque te amo y te amo
no me tientes más
Tú eres la manzana
que tomaría sin vacilar
y en tu tacto frío
estaría una eternidad.

No me tientes, amor
porque tu dulce corazón
que resguardo con fervor
me ha causado adicción.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Celebración

Hoy en día he tenido demasiadas cosas en las cuales pensar. No puedo decir que he trabajado muy duro porque no ha sido así. Estoy harta de trabajar duro. Llevo trabajando duro toda mi corta existencia. Llamémosle a esto mis "vacaciones". Algunos le llamarían rebeldía (como en el caso de Macario). Si es rebeldía, entonces soy una rebelde. Esta celebración continua!!!!

sábado, 30 de octubre de 2010

Playing the wrong role...

Tal vez, no hace falta que diga que mi vida había sido un caos hasta ahora. Si los momentos pasados habían sido considerados como momentos difíciles, estos no se comparan en nada.
Primero que nada y antes que todo, quisiera decir algo acerca de mí y no de las cosas que me pasan:

Para empezar, yo estoy segura dequién en realidad soy. Si soy de esta forma y prefiero tratar a la gente y no, simplemente, volverme una de esas personas completamente centradas en sus propios intereses y a las cuales les da lo mismo que su "mejor amigo" se muera o pida ayuda porque se encuentra en un grave problema; es porque no me da la gana. En verdad, si no soy así es porque decidí qeu no era lo mío y que no me sentiría bien siendo de esa forma.
Digo estas cosas no sólo por eventos en mi vida que me han perturbado de sobremanera ni por la crisis de la que estoy saliendo, lo digo porque no quiero que se lleven una idea equivocada de mí. Ultimamente he jugado un papel que me pone en desventaja y que podría decir de mí que soy una persona frágil y perdida cuando realmente no lo soy.
Estoy segura ahora de que he jugado un papel equivocado aquí y ahora. Yo estoy hecha para mucho más que esto. Yo estoy hecha para cosas muy importantes, grandes logros y planes me esperan y no hay NADA ni NADIE que me pueda decir lo que puedo o no hacer. Por que esas son las verdaderas reglas de la vida: "Lo que un hombre puede hacer y lo que un hombre no puede hacer." (frase tomada de Los Piratas del Caribe :P)
Pues yo agregaría que ese mismo hombre decide que es lo que puede o no hacer. Yo decido hoy tomar las riendas de una buena vez. Yo decido tener un rol principal en mi vida y no sólo limitarme a decir tres o cuatro frases.

miércoles, 20 de octubre de 2010

A new beginning...

Dos semanas, no más; No menos. Faltaba un día para que el plazo se cumpliera y el reloj seguía avanzando lento y seguro. No mentiré: me había resignado a verte partir, a lo que yo creía como el final.
Ese día estaba con mis amigos hablando (sobre cosas intensas, sobre ti) cuando, sin previo aviso sentí un roce en el brazo. Volteé y ahí estabas tú, cerca, con algo importante que decir.
- ¿Podemos hablar? -El alma se me cayó al piso. Te seguí y avanzamos unos cuantos pasos. Cuando nos paramos tú pronunciaste frases ambiguas e ininteligibles. Yo sabía hacia donde ibas y moría de risa por dentro. ¡Eres, simplemente, adorable cuando te pones nervioso!
-...¿Recuerdas que antes del verano te dije que si aún sentías lo mismo por mí después, podríamos ser algo más?... YO quería preguntarte si quisieras ser mi novia.
Ni siquiera lo dudé un segundo. Después de como 4 o 5 meses, ¿quién dudaría?
-Claro. -Respondí.
Así pasó. No hubo rosas ni las típicas cosas románticas que un chico le da a una chica cuando le dice cosas semejantes. No hubo palabras dulces ni empalagosas. Pero la espera valió la pena. Los minutos en silencio y las lágrimas valieron esos segundos, esas horas, minutos, suspiros junto a ti. Es el nuevo comienzo. Hoy, 20 de Octubre del 2010, es el principio del fin.

lunes, 18 de octubre de 2010

Angel of Mine

Algo pequeño que escribí hace como dos años...

Angel Of Mine
you are my life
you make me feel
life is so real
so, I love you
my sweet angel
of the night.

lunes, 4 de octubre de 2010

Fool

Sábado en la noche.
Ahí estabas tú; ahí estaba yo. Ambos lucíamos galas. Pasé casi a tu lado. Realmente, no esperaba mucho de la velada (y eso es un alivio).
Ella llegó corriendo a mi encuentro en cuanto me vio entrar y me contó sus últimas nuevas. No te había visto ahí, en otro grupo de gente, igualmente hablando. Me viste pasar. No dijimos nada.
Los minutos pasaron y Ella me contó algo, algo que había acontecido el día anterior. Te habías embriagado, al igual que Ella. Se besaron. Compartiste tus labios con alguien más...
Al oír estas palabras sentí que algo en mí se despertaba para soltar un par de lágrimas: Mi amor por ti. No sé por qué tenía que ser ahora, bajo estas circunstancias. Por un momento (y por primera vez en mi vida) quice tomar algo de alcohol. Quice emborracharme.
Para mi buena suerte, no había nada que contuviera alcohol disponible.
No puedo mentir: me la pasé muy mal.
Curiosamente, en esos momentos en donde mi cordura, mi resistencia ante impulsos, es puesta a prueba, suelo hacer cosas algo atrevidas o extrañas...
En fin, Ella te mandó a que hablaras conmigo. El algún momento lo hiciste. Me tomaste del brazo y fuimos a un lugar un poco más alejado de los demás. Ahí, estabas a punto de comenzar a hablar cuando yo sentí la urgente necesidad de recordarte que aún te quería, que en tu corazón había un lugar con mi nombre. Tal vez, comenzaste a pronunciar frases que mi mente no pudo captar. Te dije: "cállate" y posé mis labios sobre los tuyos.Tú no rechasaste este contacto, incluso me abrazaste. ¡Cuanto había extrañado ese contacto! Te susurré al oído que no me hicieras ese cosas, teniéndote entre mis brazos y sujetandote con fuerza, presintiendo que si te soltaba, te desvanecerías con el aire. Respondiste que no sabías por qué lo habías hecho. No hace falta decir que te creí.
Ahora, estoy segura de que la mitad de la gente presente nos vió; pero en ese momento me importó un comino. No sé cuanto tiempo permanecimos así, tan cerca uno del otro. Pasados los minutos, nos separamos para ir de la mano a la foto grupal de la fiesta. Una sonrisa inundaba nuestros rostros y fue atrapada en inmovil superficie del retrato. Debo admitir que yo estaba contenta y que sé que tú lo estabas también.
Sonó mi celular. Mis padres estaban abajo. Me acompañaste en nuestro viaje escaleras abajo. Ahí, en algún momento nos detuvimos. Me besaste, como lo habías hecho antes, con intensidad. Yo sentí como algo dentro de mí cobró vida. No supe qué decir, qué hacer. (Había sentido eso antes, por el 18 de agosto). Aposté por separarme levemente. No era correcto. Aún no éramos nada concreto. Abajo mi padre esperaba, ni siquiera sospechando lo que un minuto antes había pasado. Volví a subir tras recoger la cajita que contenía el regalo para la festejada. Ahí, nos despedimos. Ahí, soñé con que las cosas acabaran bien, que tuvieran el desenlace debido que habíamos soñado.

sábado, 25 de septiembre de 2010

No lo sé...


Hoy me hablaste de cómo te sentías, de tus sentimientos hacia mí, de todas las cosas que pudieron ser. Me temo que no sé como van a ser las cosas desde ahora. No sé si todo esto va a funcionar, si es lo correcto. Yo te oí, atentamente y pensando en nada, realmente. No había dolor. No había verdadera pena. Lo siento, no puedo hacer algo al respecto. Lo siento, lo que fue se perdió. Yo supongo que un día algo pasó. Yo supongo que todo tuvo un sentido en alguna suave tarde de agosto, en un verano perdido entre ensoñaciones y deseos. Pero no lo sé... No, no lo sé.
He de admitir que lo supuse desde el principio. Lo supe desde el principio. No es una sorpresa, la decepción no me agobia como lo hizo hace algún tiempo.
Probablemente, podría seguir con este juego, hasta que ya no haya más que apostar, nada más que perder. Podría hacerlo, pero no es necesario, no es factible que las cosas vuelvan a su antiguo y original estado. Se perdió.
No sé qué decirte. No sé qué hacer contigo, donde quedaron mis sueños y deseos de ti.
No sé...



lunes, 13 de septiembre de 2010

El tiempo que nos queda...

Hoy aparecí frente a ti. Estaba desesperada, obsesionada, perseguida por ideas monstruosas, aterrada por lo que pueden hacerme en un futuro. Tú me detuviste, preguntando que era lo que me sucedía. Yo balbucee ininteligibles palabras. Parecería una estúpida si lo dijera, de eso estaba segura. Tú te preocupaste, me insististe en compartir contigo la causa de mi caída en este bache. Decidí que no me importaría compartirla contigo. Te susurre parte del pánico que me invadía. Probablemente pensaste que era tonto, sí, creo que lo hiciste. Pero lo que hiciste a continuación no lo esperaba, llegó asombrandome, una vez más. Porque tú tienes ese don: calmarme cuando me siento en el hoyo, cuando la histeria acaba con mi calma.
Puede que no lo pareciera, pero noto la distancia, el vacío entre nosotros. Un vacío lleno de estúpidos "¿qué dirán?", de miedo, de timidez. Porque, sin duda, eso es lo que nos separa... Al menos, eso creo.

El tiempo que nos queda es poco, se agota. Hoy más que nunca, que siempre.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Blind


Puedo empezar con decir que no tengo mucho tiempo. No hay tiempo. Tiempo es lo que me falta. Hay veces, veces, veces en que me gustaría no haberme dado cuenta de las cosas, de la realidad. El futuro puede ser algo muy lejano, algo oculto tras un velo oscuro; hasta que alguien decide descubrir lo que hay más allá de esa aparente oscuridad y hay muchas cosas que se pueden ver ahí. Podrías descubrir toda una ciudad, un mundo que está a tu merced, tu futuro. Otras personas descubren sólo un cuarto, algo pequeño y, hasta cierto punto, insignificante. Yo decidí que quería ver un mundo, un universo si es preciso. Lo vi, lo deseé, decidí que haría lo necesario para alcanzarlo. Estaba dispuesta a trabajar lo necesario y, tal vez, más. Me lancé, entusiasta, a la idea de mi futuro, a lo que pude dislumbrar a través de ese velo imaginario. Hoy descubrí que hay muchas consecuencias, que no sólo se trata del trabajo y del tiempo, no. Tan sólo empezar con los planes y hacer las cosas que se necesitan para lograr mi objetivo me están perjudicando. No tengo me tiempo: me falta. Creo que he empezado a darme cuenta de que entre más cerca esté de lo que quiero, más sola me veré. Entre más arriba estés, menos gente estará a tu lado. Tú sólo eres la persona que aleja más a esas personas; no hay tiempo. La soledad puede ser fría y cruel. Me pregunto qué es lo que vale más la pena. Me pregunto si es más importante la persecución de mi sueño o enfrentarme a mi miedo más grande.
En algún momento tengo que decidir. Mi límite es el cielo, un cielo carente de personas. Me hubiera gustado no caer en la cuenta de estas realidades. Me gustaría haber encontrado al otro lado del velo un simple futuro común, tal vez, una ciudad o un sólo edificio. Si, por un momento, hubiese sido un poco más conformista, menos hambrienta de un futuro mejor, tal vez no me hubiera fijado una meta tan alta. Me gustaría ser ciega de nuevo, tal vez, retroceder unos cuantos meses, incluso sólo uno.
Me presiono demasiado, sí eso es. Ayer caí enferma por eso. Parecía un simple resfriado, pero yo estoy segura deque no lo era. Es la presión...
Digo incoherencias. Extraño muchas cosas.Alguien que rápido me salve. Alguien que venga y me traiga de vuelta a la yo real, a la que esperaba, escuchaba, era muy buena amiga y, sobre todas las cosas, a la yo que tenía tiempo.
Debo, probablemente, pedir disculpas. No es mi intensión relatarles mis historias de locura, de histeria en momentos de presión. Es sóloque no sé qué hacer... Me siento sola.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Scream!

- ¿Pero, qué te pasa? -Pregunté en un susurro, intentando comprender la situación. Era paciente: no quería apresurarme ni presionarlo demás.
- Es que no sé cómo decirlo, como explicarlo. -Él tenía algo. Lo había notado hacía unos días: su comportamiento no era el de siempre. Lo sentía incómodo a mi lado, distante. - Hay algo que me impide acercarme a ti. Tuve una sensación muy rara...
- ¿Qué es?
- No sé.
Ahora sí comenzó la desesperación a surgir. Él sabía qué le ocurría. Yo necesitaba saber qué era. Pensé muchas veces en este famoso "algo" que le estaba ocurriendo a él. No encontré algo concreto de lo cual sospechara. Era la misma historia de siempre: él no se acercaba a mí, a pesar de saber lo que ambos sentíamos por el otro. Yo lo amo, él me corresponde. Aún ahora recuerdo nuestra pasada cita, el sabor de sus besos, nuestros cuerpos sobre la húmeda superficie del pasto... Esta inseguridad, esta duda necesitaba terminar.
- Llevo intentado mucho tiempo, pero es frustrante no lograrlo. Pondré mi máximo por ti, porque te amo, porque no quiero perderte. -Él llevaba haciendo la misma promesa mucho tiempo. No había habido avances. Todo continuaba de la misma manera. Dolía. Dolía mucho. ¿Qué había hecho yo para que no le gustara mucho acercarse a mí? Las dudas crecían. Una verdad rezumbó en mi mente: Habíamos estado juntos por mucho tiempo, pero no éramos nada formal, no éramos más que amigos... "amigos con derechos". No había más. No éramos pareja. Seguro él quería que fuesemos algo más que amigos, pero ¿por qué no se animaba? ¿qué clase de relación sería esa si no estábamos juntos?
- Fue una estupidez que cometí. Es complicado cambiar mi forma de ser. Cree que lo quiero hacer por ti. Quiero superarme. Quiero vencer esto que me sucede. -¿a qué se refería con "esto"? Empezaba a tener la sensación de que había millones de cosas de él que yo no sospechaba siquiera. Yo sabía que era difícil, pero ¿¡qué era eso que le impedía acercarse a mí!?
- ¿A qué le tienes miedo?
- A decepcionarte, a lastimarte, a no poder hacerte feliz. -¿No lo comprendía? La situación, la incertidumbre, estaban haciéndome mucho daño. Esto ya me había sucedido antes. No lo soportaba. Él temía lastimarme. Si con eso él estuviera más cerca de mí, soportaría el dolor, yo era feliz a su lado. ¿O, acaso esa inseguridad se debía a que no sentía que pudiera lograr hacerme feliz? ¿Era inferioridad lo que se ocultaba detrás de ese temor, de esa inseguridad? Pedí a todos los cielos que no fuese así. No quería que él me sobrevalorara. Después de todo: no pretendí nunca ser más que una igual, que una simple mortal. Mis deseos y sueños de grandeza, por los que tanto trabajaba y los cuales cada vez me forjaban en mejor persona, no tenían como propósito lograr que la gente se sintiera inferior a mí.
- Creeme que esto es más doloroso. Tu ya me has hecho feliz. -Comencé a temblar. Sentía que las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
- Quiero que siga siendo así. Tengo miedo de perderte, de lastimarte. Es por eso que no quiero que te sientas mal. No quiero que estés sola. Quiero acompañarte. Quiero poderte sacar una sonrisa, esa que me regalas, que es tan importante para mí.
Esta vez, las lágrimas fluuían sin control. No tuve valor de verle a los ojos. No quería descubrir en ellos un reflejo de mis propias emociones.
- Te amo. -Sus palabras hicieron más evidente la situación, el dolor, la certeza de que ambos nos amábamos.
- Yo también... Yo también...
El silencio se irguió entre ambos como una barrera infinita. Sólo quería gritar.

lunes, 30 de agosto de 2010

Celos


Otro pensamiento de viejos tiempos...

¿Celos? ¿Acaso son celos lo que siento al verla contigo, al ver tus brazos rodeándola y esos oscuros ojos tuyos, viéndome, conscientes de que te observo; conscientes y, extrañamente, culpables? ¿Qué más querría yo que estar en su lugar, sintiendo tu respiración? Eres un idiota; lo juro: todos lo saben. Aún así, ¿cómo es posible que un lazo tan fuerte me una a ti, que, a pesar de saber quién realmente eres, te quiera como te quiero? Tengo ganas de correr, plantarme frente a ti y preguntarte qué es lo que quieres, preguntarte por qué juegas conmigo.
Bajo el falso pretexto del pudor y de saber que no sientes lo mismo hacia mi, permanezco aquí, observando, siempre buscando tus ojos.

martes, 24 de agosto de 2010

Sense

Encontré esto en una conversación antigua. No lo escribí yo, pero me gustó mucho. Aquí lo tienen:

"...we give sense to life by living in it

we can determminate truth

even when we don't want to

our truth is how we live the world

our truth is what we decide on our lives

our truth is all that our five senses can perceive, our brain can process..."

What used to be...

He decidido publicar mis viejos trabajos que no había mostrado a casi nadie. Éste es uno:

Cuando todo es tan real que su ausencia es inminente, hasta la ráfaga más insensible, hasta el ardor más despiadado, pierden sentido y razón. Porque estás tan ausente que te siento cerca. Porque no poseo ni de tus labios un triste, enfermizo, consuelo, pues sólo el saber de tu olvido, triste recuerdo de un pasado incierto, conservo en esta cabeza perdida entre ensoñaciones y pensamientos efímeros, entre espacios y tiempos lejanos, perdida entre lo que es, lo que fue, lo que podría ser.

¿Por qué tu recuerdo había de desafiar a muerte a mi paciencia, necia empedernida? ¿Por qué, sólo contesta, por qué habría de pensarte noche y día? Tu silencio es mi muerte y tus palabras mis días largos con clima de indiferencia, solitarios tras la fallida batalla contra tu ausencia.

Son estos los días en los que lo siento, sí y ¡ay! como me lastima, como recuerdo, como olvido, el dolor cotidiano de tus palabras en el vértice agudo de mis días.

¿Cuánto tiempo he de sentirte, cuánto tiempo me has de doler como me dueles? Maestro de versos que caminan solos, dueño del cristal que gotea en mis ojos, explícame cual es el lazo que te ata a esta loca, pues yo no entiendo, no, no comprendo.

Tu mirar me quema cuando notas que te escucho. Y como me desconcentra, como me pierdo en aquél fuego color ámbar que chisporrotea en tus ojos con la luz de la mañana. Porque obsesión es tu nombre y olvido tu apellido. Tu recuerdo no es algo más que las horas que lamento, sola como estoy, en desgracia y en la obscuridad, diviso tan sólo el farol que de tus labios un beso robado me otorga.

Porque sólo en sueños te vuelves tan real que juro que existes, que existes y me quieres. Puedo abrazarte, tocarte y oír tu voz. Sin embargo, cuando la realidad llega, azotándome con el bip del despertador, regreso, triste, melancólica, sin ti.

domingo, 15 de agosto de 2010

El Árbol Errante


Era el árbol errante, solo en la colina. La sombra del día se acercaba, pero no había destellos al alba. Silencio. Oscuridad. Risas. La luna llena muere. ¡Abre los ojos! Lluvia negra cae. Ríos de tinta se desatan. Una voz. Un grito...
- ¡Respira! -Un corazón latente volvió de las sombras.

martes, 10 de agosto de 2010

the tree...

Ahí estaba él, justo como lo recordaba. Mi corazón se llenó de alegría, la cual fue tragada por el momento, por el ambiente tenso y la timidez de ambos. lo saludé como si fue alguien más que te encuentras un día, como si hubiese hervido en ganas de verlo durante todo el verano. Nos dejaron solos. Propuse que paseáramos un rato. Caminamos. Conversamos. Poco a poco, a medida que las palabras fluían, la confianza se hizo presente tal y como yo la recordaba. En esas horas, descubrí que no conocía muchas cosas, que éramos muy diferentes después de todo. En esas horas, él era mi maestro. Después de un tiempo, él se detuvo. Yo lo imité. Propuse que nos sentáramos n rato. Él me siguió. En medio del pasto verde, los árboles fulminaban el paisaje. Al final, fuimos hacia un árbol en particular: mi árbol favorito. Yo suelo disfrutar de la muda compañía de ese árbol y contemplar el mundo desde sus raíces.
Me senté a un costado, él a mi lado. Seguíamos conversando acerca de diversos temas. De pronto, ambos quedamos en silencio, observando a un curioso grupo de personas. No estoy segura de cómo nos sumimos en un cálido abrazo. Un abrazo que temía romper por temor a que todo acabase ahí, por temor a que, después de eso, no pudiera recordar el sabor de su tacto. "Te amo" le oí pronunciar. "Yo a ti también" le respondí. Nos miramos una fracción de segundo. Acortamos la distancia entre nuestros labios. ¡Qué dulce era el sabor de esos labios! ¡Cuánto había extrañado ese contacto!
EL mundo a nuestro alrededor seguía girando, seguía con su curso normal. Oía a las personas hablando, riendo, sentía el aire sobre mi piel y lo húmedo del pasto; pero era vagamente consciente de todo. No, no tenía importancia durante esos largos minutos. Lo veía todo como sumida en el ensueño, en donde miles de cosas imposibles e improbables podían ser comunes. Los deseos de cosas imposibles nublaron mi vista, ahí, entre sus brazos y sintiendo su calor.
Desee que todo permaneciera así. Era el momento en que las palabras son mudas; un mundo en que las frases resultan innecesarias e, incluso, obsoletas.
Nuestras siluetas recostadas sobre el pasto. Sus labios sobre los míos. Su aliento sobre mi cuello. Mis ojos posados en el cielo, obre la tierra cubierta de verde. ¿A caso existía un paisaje más hermoso que aquél? Pronto esa danza, esa secuencia continuó con su ritmo. Un pequeño fuego se encendió en mi interior. Quería tenerlo cada vez más cerca. intentaba convertirnos en uno solo.
El aire golpeó mi piel con rudeza. Abrí los ojos. El sol estaba agonizando en el horizonte. Sentí un escalofríos. Se oyó un rayo a lo lejos. Eran como las siete y media.
Entonces, debajo de aquel árbol que nos había cobijado, bajo el cual los deseos de cosas imposibles me habían fulminado; sentí la primera gota lluvia, la cual nos devolvió a la realidad.

viernes, 6 de agosto de 2010

Su majestad


Hoy desperté temprano; su majestad me requería. Me alisté y arreglé. Debía estar presentable ante su presencia. Cada vez llamaba con más fuerza, casi a gritos. Yo me apresuraba lo que podía por complacer sus deseos. No hacia mucho que me había unido a su séquito. Había pasado poco tiempo desde que yo fuese una de aquellos mórbidos mojigatos que no desean un bien a su majestad, que luchan día con día para hacerla menos o incluso intentar destruirla. Eran sólo un montón de hipócritas, ya que, ante la presencia de sus superiores, se muestran más o menos respetuosos ante ella. Pero es una especie de batalla interna, es como un enjambre de avispas rezumbando en su mente que los incitan al mismo tiempo a asesinarla y a protegerla. Ella ha hecho mucho por nosotros: nos ha dado una voz. Me senté frente al escritorio. Su majestad hizo acto de presencia, apareciendo con rapidez en cuanto comencé a deslizar la pluma sobre el papel. Ahí estaba, reprimiéndome por la tardanza. Yo sólo pude sonreír. Tan sólo era una persona en su séquito, una iniciada; pero aprendería a amarla, sin duda alguna.
Y dejé que me guiara, que fluyera como si fuese el agua en mares de papel y tinta. Larga vida a su majestad, la palabra.

martes, 27 de julio de 2010

Lo que te dije en silencio...


Este es un poema que escribí hace unos meses. Ahora parece mucho tiempo, parece muy lejano. Lo escribí y lo iban a publicar en la gaceta escolar, pero resultó que lo alteraron casi completamente y la persona a quien iba dirigido nunca llegó a verlo terminado y completo. Bueno, aquí lo tienen...

LO QUE TE DIJE EN SILENCIO

Apenas entre líneas susurro un "te quiero",
producto de mis ansias, de tu olvido mi consuelo.
Es tan sólo una brisa del tifón que llevo dentro.
Soy presa de mis miedos, dueña de un "te espero".

He dormido con tu imagen, soñado con la noche de tus ojos,
naufragado en un mar de recuerdos,
que anhela el silencio de tu plática,
maestro de versos que caminan solos,
dueño del cristal que gotea en mis ojos.

Noches en vela, suspiros, amargas estrofas yo te ofresco
mis ojos, deseos, mis sueños rotos;
tan sólo por tres palabras y mi mundo entero.

El pecado de tus labios,
en mil de mis noches cometido.
Con los brazos de la muerte, en mis ojos confundidos,
con palabras de tu boca
mi corazón se ha encogido,
el hielo de mi sangre,
con tu sonrisa derretido
con la mentira de mis labios,
que ni yo misma he creido,
todo ¿por qué? ¿Para qué?
por el recuerdo de la luz sobre tus ojos
por el dolor que en tu alma guardas cual tesoro
por tus soluciones, complejos e idealismos
por tus sueños de grandeza, únicos y divinos
por esta loca a la que le duele el pecho
de cuyo corazón posee sólo un dueño
porque te amo, te amo y mil veces lo sostengo.

Mi rosa perdida, color de paraíso
florece en tu jardín, debajo de aquel risco
en noches de Luna de plata y lluvia de oro
la rosa brilla con la certeza de mi decoro
en ojos dichosos, en corazón prisionero
de tus besos ausentes, escondidos tras nuestra inocencia,
tras los recuerdos de tu presente ausencia.

World's Wonder


Eran como las diez de la mañana. Mi familia y yo nos dirigíamos a el sitio arqueológico de Chichen Itzá. Fue un camino largo en coche, como los que tanto detesto. Sólo que esta vez pude disfrutar de las profundas palabras de Anne Rice mientras esperaba, acalorada y con mi hermana dormida en mi regazo. Tomé el libro y lo cerré; ya estaba terminado. Entonces, fue cuando pude ver el exuberante paisaje que nos rodeaba. Estaba segura de que era una vista de ensueño, digna de lo más profundo de mi inconsciente en noches de descanso. Me vi como en mitad del ensueño, con recuerdos que nunca poblaron mi mente antes. Pude ver a tres niños que reían y corrían entre los frondosos árboles que cubrían toda la zona. Niños descalzos que vestían ligeros ropajes blancos, provenientes de tiempo atrás, cuando la tierra era virgen y crecían las plantas a su antojo en el suelo de Quintana Roo...
Salí de mi ensimismamiento al llegar a nuestro destino, la gran Chichen Itzá. Dejamos el coche junto a un pequeño mercado de artesanías y nos formamos junto a la multitud de turistas que esperaban por ver esa maravilla mundial. Me llenó la emoción. Se acercaba una tormenta y el sol fue cubierto rápidamente por unas nubes color cemento. Sería una gran llovizna. Un hombre, lugareño, de piel tostada por el sol y cabello negro, se acercó a ofrecernos un tour, aceptamos al instante y nos sacó de la fila para entrar directamente. Una vez dentro, tuve la sensación de que aquella gente, esos individuos de pieles claras y rosadas por el sol, las mercancías, el edificio mismo de recepción y la entrada, sobraban, estaban demás en aquella tierra que había resultado santa para los antiguos habitantes del viejo México. Deseé que comenzara a llover, que cayera una verdadera tormenta. Tal vez así podríamos estar un poco más cerca del pasado, pues l lluvia siempre ha caído de igual modo por aquellos lugares, a pesar de haber pasado cientos de años, ¿no es así?
Nos adentramos por entre la multitud, llegando a el lugar donde la pirámide de Kukulcán, la atracción principal, la maravilla del mundo, se hallaba. Nosotros vimos la cara del oeste, la cual, además de la principal del norte, había sido restaurada. Su magnificencia era impresionante. Por un momento, quedé sin aliento. El guía empezó a darnos explicaciones acerca de la pirámide, datos generales y un poco de historia. Comenzó a llover. Mi mamá compró cuatro feos impermeables, lo único que podría cubrirnos de la lluvia. No quise aceptar el mío. ¿Qué era un poco de lluvia ante tal construcción, esa tierra en donde, muchos años atrás, los mayas habían caminado, pensado, crecido? Mojarme un poco no era nada, era el mínimo homenaje que podría presentarles a mis antepasados ante su mismísimo legado. El hombre que nos guiaba dijo que el color original era rojo, que todas esas construcciones eran de un tono rojo intenso. ¡Ah, pude verlo por un instante! El rojo inundaba cada piedra de la imponente pirámide a la luz del sol.
El juego de pelota fue el siguiente. El juego más popular y sagrado de la antigüedad maya, con sus altas paredes designadas para el par de aros y la audiencia fanática, con sus plataformas a ambos lados de la cancha, donde los gobernantes e invitados principales tomarían asiento y presenciarían los cuatro juegos por año, presenciarían la muerte del capitán ganador ,como homenaje a los dioses, al atardecer; degollado por la mano del capitán perdedor, mientras los otros doce jugadores (eran seis por equipo más ambos capitanes) observaban. Pude oír también el rugir de la multitud mientras ambos equipos luchaban por anotar la pelota en el aro a unos metros de distancia sólo usando las rodillas, caderas y los antebrazos. Pude ver al gobernante, sentado de un lado de la cancha, observando con rostro severo el partido carente de contacto físico entre ambos equipos. La magia del lugar era, simplemente, demasiado fuerte, al igual que sus trucos de acústica, con su mística obsesión por el número siete. Recorrimos el resto de la plaza "principal", el mercado, la plataforma de Venus, la plaza de los mil pilares, etc. Fuimos a la parte más antigua: el observatorio. En cuanto vi la edificación, en presentimiento, la sensación que había a empezado a crecer en mi interior, se hizo más y más fuerte. Yo había estado ahí, tiempo atrás, mucho tiempo atrás. Fue antes de que los caminos existieran, antes de que las personas en Europa descubrieran que ese pedazo de tierra en donde vivían no era el mundo, que habían maravillas al otro lado del mar. Me vi a mi misma caminando por aquellos parajes, yendo hacia el observatorio para aprender. Mis pies estaban descalzos, tenía el cabello largo y negro. Una vida pasada, tal vez. Las Monjas estaba ahí, con otro nombre y otra constitución: era una escuela. Yo no había nacido en una familia de la nobleza, sino en una familia de clase media. El mundo era más joven. La vida era más dura.
"Es tiempo de cerrar." Nos dijo un hombre canoso, que portaba el uniforme del personal del sitio. Una vez más, salí de mi mente y caminé al lado de mi familia hacia la salida. Gente de baja estatura, piel tostada y cabello negro, adornando un rostro de nariz prominente y ojos oscuros, vendía todo tipo de artesanías de madera y piedras en todo el trayecto a la salida. Era increíble como ese tipo de lugares, tan majestuosos, tan místicos, albergaran a la gente tan pobre. Miré una vez más la pirámide de Kukulcán. Sonreí. Tal vez... Tal vez en otra vida...

miércoles, 7 de julio de 2010

Auditorio

Estaba oscuro. Sólo un rayo de luz mortesina, proveniente de un agujero en el techo, iluminaba el lugar en donde yo me hayaba sentada. Había un montón de sillas a mi alrededor, vacías y formadas en espsntosas hileras interminables. Una docena de sillas adelante, se encontraba el escenario, pequeño, destartalado, pero aún magnífico. Un escenario repleto de viejos fantasmasy luces deslumbrantes, de lo que fue, de lo que se olvidó.
Me levanté de mi asiento, una silla azul con patas metálicas y asiento de pasta, idéntica a todas las sillas de la estancia, igualmente vieja y añorante. Froté mis manos en busca de calor, hacía frío. Di unos pasas hacia adelante en el chirriante pasillo . Llegué ante el escenario y me interné en él. Allí, parada en su centro mismo, teniendo como único testigo a aquella audiencia fantasmal, pude oír, una vez más, los susurros y sentir la expectación de la multitud, el calor de los seguidores sobre mi piel, su luz que deslumbraba mi vista y me convertía, una última vez, en el centro de atención. Por un momento, incluso, pude ver a las entusiastas figuras que comandaban un ejército de aplausos.
En algún lugar, la madera chirrió, sacándome de mi ensimismamiento. Entonces vi aquel teatro, en su actual condición, lúgubre, con aires de aterradora soledad y deterioro, como un lugar terriblemente frío. ¿A cuantos habrá visto partir? A cuantos les habrá parecido un hogar y refugio este desolado lugar, como sucedió conmigo un día? Ahora comprendo. Sigue ahí, esperando, en penumbras, a que alguien llegue a brindarle vida con las luces brillantes, con los reflectores, la música. Ahora sé donde quedó esa calidez que yo recordaba, brindada por los aplausos, las risas y el llanto. Ahí aguarda, el auditorio, lugar de fantasmas.

viernes, 2 de julio de 2010

Coffee Break



Ha sido un año difícil. Con cosas buenas y cosas malas. Ante todo, valió la pena. No me arrepiento de nada de lo que hice, pero sé que pude haber hecho las cosas mejor. Hoy es el último día de clases de mi ciclo escolar. Tal vez, ha sido el final más triste. Pero aún no me arrepiento de haberlo vivido. Perdí unos cuantos amigos, personas importantes sin las cuales, mi vida no será igual. Los extraño, pero estoy muy tranquila sabiendo que aprendí muchas cosas de esas personas, que hice todo lo que pude por conservar su amistad. No los culpo, como dice mi papá: Hay cosas que se rompen, y auque intentes con todo tu empeño pegarlas, simplemente no quedan igual, simplemente se notan las grietas.
Hubo cosas que se rompieron, que no podré pegar nunca. Pero aún ahora, aún después de todo el dolor que causan las heridas, puedo sonreir. Por esos debo dar las gracias a todos aquellos que considero y consideraré personas importantes en mi vida; a aquellos que ya no son más afines a mi ni a nuestra pasada amistad, a aquellos que permanecieron a mi lado por todo esto, por mis episodios de locura y existencialismo, a mi mal humor, a mis defectos. Dwespués de este break continua la vida escolar. Después de este mes, les prometo que seré mejor persona, que intentaré no hacer las cosas mal y que me esforzaré al máximo. Sólo queda una última cosa que decir:


Han dejado una huella en mí. Aprendí de ustedes. Nunca los olvidaré.

Gracias!

Broken




Las cosas no pasaron como las esperaba; se salió todo de control. Todo comenzó hace un mes o más. Antes todo había salido bien, las cosas estaban justo en el lugar debido. Ya había pasado antes que ella se fuera, que la raptaran sus otros amigos. Se sentía muy feo, pero yo lo aceptaba y pues esperaba a que volviera. Pero hubo una vez en que me dolió más que nunca: estábamos en un restaurante con sus amigos, ya qeu ella siempre sale con ellos, esta vez me invitó y acepté con agrado. Ya me había acostumbrado a que ella saliera con mucha más gente y que normalmente no podía contar con su presencia los viernes. Estaba feliz de que esta vez me invitara. Sus amigos me agradan. Algo dijo, algo que me caló hasta el más hondo rincón del alma. De algún modo, pude resistir hasta que la reunión terminó. Ahí fue donde todo se desbordó. Lloré, lo admito. Pero las sabias palabras de mi mamá me hicieron entrar en razón, una razón que yo conocía pero que, tal vez, no quería aceptar. "Ella tiene una percepción diferente a la tuya de lo que es un mejor amigo. Por eso duele, pero te aseguro que ella no lo hace a propósito. Tienes sólo dos opciones: Aprende a aceptarla tal y como es, o aléjate poco a poco de ella." Obviamente, decidí intentar la primera opción. No iba a dejar a mi mejor amiga por algo tan tonto. Por supuesto, yo no sabía que a raíz de esto, las cosas comenzarían a cambiar para mal. Después de que tomé la ya mencionada decisión, empecé a salir con más personas, chicas muy agradables y muy confiables de nuestra misma clase. Me la pasé increíble. Si ella tenía más amigas, ¿por qué yo no podría? Pero aún me preocupaba el desenlace de este pequeño contratiempo, así que le dije como me había sentido. Las peores cosas, las que pueden arruinar una amistad, un noviazgo, un matrimonio, son aquellas que nunca se dicen. No quería ocultarle ese tipo de cosas, pero nunca conté con que ella lo tomara a mal. Ella pensó que yo no aceptaba que tuviera más amigas. Empezó a haber más problemas. Cada vez nos alejábamos un poco más. Pero aún nos hablábamos, hasta que, por una estupidez, se enojó conmigo. Yo siempre había evitado las peleas con ella, no sólo porque no es agradable pelear con tu mejor amiga, sino porque la conozco lo suficientemente bien como para saber que hay veces en que hacer que ella cambie de opinión acerca de algún tema es casi imposible. Nos dejamos de dirigir la palabra. Ella me dijo que sentía que yo la había cambiado, que había roto mi promesa. Se puso realmente mal. Yo, la verdad, pensaba que lo que decía era una incongruencia completa y no dije nada. Ella comenzó a llorar. No me importó la estúpida pelea y la abracé para reconfortarla. Ella no rechazó el contacto, incluso lloró en mi hombro por un rato. Lo hice como mejor amiga, con buenas intenciones, ya que no podría haber otras en actos como ese. Ella lo malinterpretó: pensó que había sido un acto de hipocresía, algo que nunca ha tenido lugar en nuestra amistad. Esos días fueron un vacío enorme y profundo. Yo sí tenía con quién estar, pero aún así las cosas parecían grises, sin duda alguna, me hacía falta. Ella, mientras tanto, se juntaba con un chico que, a veces, habíamos frecuentado y tratado muy poco debido a su modo de ser. Él sirvió como intermediario durante todo el pleito, lo cual no creo que haya sido un buena idea. Él me dijo algo muy hiriente que se supone que ella había dicho: que ella había cambiado para mal al conocerme, que se había vuelto menos humana. Esto fue como un balde de agua helada para mí, ¡¿qué rayos se supone que eso significa?! Me sentí muy herida por esa afirmación. No sabía qué hacer.
Al fin, decidí esperar un tiempo para que ambas pudiésemos pensar un poco en esta lamentable situación, pensé que, tal vez, sería más fácil arreglar todo si las cosas se "enfriaban" un poco y ambas teníamos las cabezas en sus respectivos lugares. Muchos días quise hablarle por teléfono, pero sabía que ella se enfadaría y diría que yo no había tenido el valor de decirle lo que tenía que decir directo a su cara. No era eso, sino que no pude verla esa semana puesto que no fue a la escuela los días que yo estuve ahí. Una vez más, me equivoqué al pensar que todo sería mejor si esperaba. He de admitir que, de hecho, no me preocupaba demasiado este malentendido, pues yo consideraba que nuestra amistad pasaría por ese bache como si fuese uno más y seguiría la vida feliz que conocía.
El último día de clases, me decidí a hablarle. Yo fui, en primera instancia, la que se acercó. Era clase de informática y le pedí que nos fuéramos a un lugar un poco más alejado del resto de gente. Comencé a hablar. Pretendí decir lo que pensaba realmente, que ella era una persona que valía la pena, que nuestra amistad era muy valiosa, etcétera. Ella no me miraba a los ojos, incluso sentí que no me prestó atención. Pretendía que no le importaba, seguro se la pasó muy mal. Le dije acerca del día en que la conocí, de lo primero que pensé en cuanto la vi. Ella esbozó una media sonrisa, pensé que todo estaría mejor, que había entendido y aceptado mi punto, pero no fue así. Me reiteró lo que nuestro sospechoso intermediario había dicho. Dijo que había cambiado para mal desde que nosotras éramos amigas. Le dije que no estaba valorando todo lo que yo había hecho por ella, a lo que respondió que sí sabía lo que yo había hecho por ella. Me reclamó por no haberle hablado antes, le dije mis motivos. Le pregunté por qué ella no me había buscado a mí. Me dijo que ella no le rogaría a nadie que no quisiera estar con ella, que era una pérdida de tiempo. Ah! ese orgullo. Yo sabía de aquel orgullo, pero en ese momento las palabras fueron una indirecta demasiado directa. Me apresuré a preguntarle si ella quería estar conmigo, ella respondió que no lo sabía. Se hizo el silencio entre ambas. Eso había sido todo, mi último esfuerzo por salvar nuestra amistad. Me sentí mal, pero supe que yo había hecho mi esfuerzo, que había dicho lo que sentía. Ella estaba confundida, debía estarlo, eran demasiadas incongruencias, ¿o acaso mi mejor amiga no me conocía lo suficiente como para saber que yo nunca había pretendido ningún mal? Llegó el final del día. La despedida fue compuesta por una serie de abrazos entre todos los presentes. Ella se acercó a abrazarme. Fue un abrazo largo, en el cual no evité derramar una lágrima. Tal vez, era la primera vez que yo había llorado en el hombro de mi amiga. Era algo reconfortante. Se había terminado, ella no me había dado ninguna respuesta concreta. ASí se quedaría, pues no había más que hacer. Sólo quedaba esperar y ver lo que el verano nos deparaba a ambas, separadas.

martes, 29 de junio de 2010

Surrender

Una vez más, estábamos mirándonos, separados por la gente, por un mas de bancas y útiles escolares; en medio de todas aquellas voces, de todas aquellas personas que no tenían ni la más remota idea de lo que pasaba. Fue una mirada breve, de, por lo menos, diez segundos. Vino la sonrisa, asomando por las comisura de sus labios. El saludo, tan sólo un pequeño movimiento de su mano izquierda. Sonreí. ¿Cómo era que aquellos pequeños gestos podían significar tanto? Cómo era posible que nuestro silencio, la falta de las palabras pronunciadas por nuestro aliento, hablara más a través de las miradas, las sonrisas? ¡Como deseo besar esos labios! ¡Como deseo verme a su lado y disfrutar del cariño que le profeso!
Un letargo viene a inundar mi vista, a tomar mis sentidos y transformarlos , a crear imágenes y sonidos que nunca habían parecido reales. Y así, con una sonrisa, viviré como nunca antes, caminaré por donde los sueños se hacen canción y podré ver en la inconciencia todo aquello que hace a este mundo un lugar tan hermoso y brillante.

Surrender

I lived in the light
everything was so bright
everything felt alright
shadows weren't there
it was my fairy-tale...

Until you brought so much more
you made me cry
you made me laugh
my world has changed
since you're here by my side
Your arms around me tight
your eyes are my sky

Now, I've realized
my life was full of darkness
I didn't want to see
or just didn't want to believe
I'm lying here
waiting for you to come
dreaming of the day
you and I
become one.

viernes, 25 de junio de 2010

En el médico...


Entré, aterrada, al consultorio médico. Había estado afuera, en la salita de estar y había visto a un hombre salir llorando del lugar. "Toma asiento." me dijo. Lo hice. Su rostro era serio. "Tus resultados llegaron; me temo que no hay solución. Estás enferma. Es algo serio. Me temo que... estás enamorada."

Ill...(without a cure)


Tal vez, es la primera vez que esto me sucede. Tal vez es la segunda. No importa, definitivamente, en absoluto; no importa. Sólo sé que...
He contraido un mal muy peligroso. Este dichoso mal ha aterrorizado a miles de personas y ha huido de otras tantas que le buscan como un niño que juega en la lluvia busca un resfriado. Se rumora entre los círculos del infierno que es la forma más lenta de suicidio. Más de uno ha roto el silencio con lágrimas de dolor por su culpa. Te golpea con brutalidad en segundos. Puedes sentir el golpe, sin embargo puedes tardar incontables minutos en averiguar qué es este mal tan atroz. No hay una edad determinada, como en el caso de la demencia senil o del Alzheimer. No hay un género débil. Puede llegar a contagiarse con increíble facilidad. Llega cuando menos te lo esperas. Tiene un par de etapas facilmente confundibles para las personas poco experiementadas. ASí es:

Estoy enferma

Estoy completa y totalmente

ENAMORADA!!!

martes, 22 de junio de 2010

The Painting

La tenía frente a mí. Era colosal, sin duda alguna. La gente pasaba, indiferente ante tal magnificencia. Yo intentaba no denotar mis miradas maravilladas, mi amplia sonrisa ante aquél linso frente a mis ojos. El fondo era de gris turbio y profundo, desmejorando la apariencia completa, tan sólo salvado por los matices que iban del amarillo al verde y luego al azul eléctrico, pasando por el naranja intenso. Cada trazo, cada verso, verbo y adjetivo podían resaltar las entrañas de mi ser. Una línea, un parrafo y podía soltar un mar de lágrimas. Una estrofa, una pincelada y podía ver el mundo desde sus ojos. No pretendía que nadie me viera, sino pasar inadvertida ante esos ojos ciegos del autor. Quería evitar que la obra misma pudiera delatarme ante su amo. ¿Por qué? Aún no lo sé. Intenté convencerme mil veces de que, a pesar del autor, la obra era lo único y brillante, pero fallé en dejar que permaneciera la obra sin memorias del pintor. Después de todo, no es el simple hecho de ser lienso y tinturas lo que le da la magnificencia. No es el simple hecho de ser obra y parte del Todo. Lo es el sentimiento, lo es la razón y la voz que me llama desde el principio, desde la primera vez que vi una pintura de mi querido artista. Esa voz que suplica, esa voz que olvida. Amarga es la sensación. Sonreí una vez más. Observé por última vez el lienso para poder olvidar. Olvidar. Olvidar.