domingo, 5 de septiembre de 2010

Blind


Puedo empezar con decir que no tengo mucho tiempo. No hay tiempo. Tiempo es lo que me falta. Hay veces, veces, veces en que me gustaría no haberme dado cuenta de las cosas, de la realidad. El futuro puede ser algo muy lejano, algo oculto tras un velo oscuro; hasta que alguien decide descubrir lo que hay más allá de esa aparente oscuridad y hay muchas cosas que se pueden ver ahí. Podrías descubrir toda una ciudad, un mundo que está a tu merced, tu futuro. Otras personas descubren sólo un cuarto, algo pequeño y, hasta cierto punto, insignificante. Yo decidí que quería ver un mundo, un universo si es preciso. Lo vi, lo deseé, decidí que haría lo necesario para alcanzarlo. Estaba dispuesta a trabajar lo necesario y, tal vez, más. Me lancé, entusiasta, a la idea de mi futuro, a lo que pude dislumbrar a través de ese velo imaginario. Hoy descubrí que hay muchas consecuencias, que no sólo se trata del trabajo y del tiempo, no. Tan sólo empezar con los planes y hacer las cosas que se necesitan para lograr mi objetivo me están perjudicando. No tengo me tiempo: me falta. Creo que he empezado a darme cuenta de que entre más cerca esté de lo que quiero, más sola me veré. Entre más arriba estés, menos gente estará a tu lado. Tú sólo eres la persona que aleja más a esas personas; no hay tiempo. La soledad puede ser fría y cruel. Me pregunto qué es lo que vale más la pena. Me pregunto si es más importante la persecución de mi sueño o enfrentarme a mi miedo más grande.
En algún momento tengo que decidir. Mi límite es el cielo, un cielo carente de personas. Me hubiera gustado no caer en la cuenta de estas realidades. Me gustaría haber encontrado al otro lado del velo un simple futuro común, tal vez, una ciudad o un sólo edificio. Si, por un momento, hubiese sido un poco más conformista, menos hambrienta de un futuro mejor, tal vez no me hubiera fijado una meta tan alta. Me gustaría ser ciega de nuevo, tal vez, retroceder unos cuantos meses, incluso sólo uno.
Me presiono demasiado, sí eso es. Ayer caí enferma por eso. Parecía un simple resfriado, pero yo estoy segura deque no lo era. Es la presión...
Digo incoherencias. Extraño muchas cosas.Alguien que rápido me salve. Alguien que venga y me traiga de vuelta a la yo real, a la que esperaba, escuchaba, era muy buena amiga y, sobre todas las cosas, a la yo que tenía tiempo.
Debo, probablemente, pedir disculpas. No es mi intensión relatarles mis historias de locura, de histeria en momentos de presión. Es sóloque no sé qué hacer... Me siento sola.

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