jueves, 24 de marzo de 2011

Pasiones, pasiones...





Son pasiones del corazón,
sonidos al alba cuando sólo oídos durmientes pueden escuchar
No es el sueño de una ilusión,
es la traición del sentido y la razón
cada parte de un órgano naciente, decadente

Las horas en que el sueño es tan ausente
y todo es silencio y abismos llenos de palabras
de imágenes, de ti.
Pasión de mi pasión
no me tientes, amor
porque hay pasiones, pasiones
pasiones que toman el control
porque te amo, te amo
sin sentido y razón.
No son sueños al alba,
Son pasiones del corazón.

(te amo porque te amo, y te amo porque tú eres amor...)

martes, 22 de marzo de 2011

Salto de un vacío



En un recuerdo de medianoche

un sueño de mediodía,
es una triste melodía,
un canto a quien lo escuche,
son verdades al alma
mentiras hasta el hastío
que mi boca no habla
ni tu aliento ha exhalado.

Es el gris que de cada poro despido
que si no ha de emanar de mi pecho,
ha de callar de tu olvido;

No es la sombra de tus actos
sino caricias del frío
en pasiones sin contrarios;
no soy ilusiones de amados,
besos embriagados,


soy risas sin piso
un cielo de asfalto
un bronce engalanado


sonrisas sin corazón


soy las mentiras del amor,



salto de un vacío.

sábado, 12 de marzo de 2011

Bittersweet- A Terrorist Attack



Estábamos solos, tú y yo, yo y tú. Las palabras fluían entre nosotros, como un mar que conecta dos ciudades, dos culturas. Un mar que perdió la voz por un momento para dejar paso a la contemplación, un momento en que las palabras no hacen falta y sólo el tacto hace de intermediario. Tus labios sobre los míos, en un suave azul, un azul todo tuyo, pues fui amablemente invitada a tu mundo y ahora te tenía junto a mí, aliento con aliento. Oía tus rápidos latidos del corazón, dos timbales unidos en un mismo ritmo, un baile que compartimos.
Las cosas se dieron muy rápido, demasiado irreales para no ser parte de alguna especie de sueño o visión que llega en una noche oscura.
Me tomaste entre tus brazos, con urgencia, casi con brusquedad. Un acto que me era completamente insospechado, un terremoto. Mi mente completamente en blanco, mi fuerza de voluntad nublada y congelada.
Cedió el acto terrorista, dejándonos separados, sumidos en un silencio que fue absoluto y mortal. Yo no sabía qué hacer, qué decir o si debía huir. No sabía si aquello era hermoso en su misma naturaleza salvaje y repentina o si era agresivo. En cualquier caso, había pasado y no había forma de hacer el tiempo volver o cambiarlo. Te vi junto a mí, demasiado lejos y me pregunté por una centésima de segundo qué estarías pensando, justo antes de decidir destruir mi ciudad completa, cuyo comienzo fue aquél terremoto; un acto de profunda resignación y suicidas deseos de destrucción.
Actué por pura médula, podría decirse. No estuve conscinte de lo que mi cuerpo hacía, dejándo a mi mente volar entre las costas de un nada enorme y vacío. Volví a tus brazos con ímpetu y tú me aceptaste en un suspiro. Besé tus labios.
No estoy segura de cómo fueron cayendo mis edificios, mis valles, mis prados, hasta dejar la tierra completamente desnuda ante ti. No supe como terminó todo, qué sentí al verme en esas circunstancias tan peligrosamente agridulces. Dejé que me cambiaras a tu gusto y voluntad, un dolor leve y agudo, la sangre que salía de la tierra mientras el breve momento en que tú, mi dulce terremoto, me consumía en un acto terrorista, un acto de amor agridulce.