martes, 24 de agosto de 2010

What used to be...

He decidido publicar mis viejos trabajos que no había mostrado a casi nadie. Éste es uno:

Cuando todo es tan real que su ausencia es inminente, hasta la ráfaga más insensible, hasta el ardor más despiadado, pierden sentido y razón. Porque estás tan ausente que te siento cerca. Porque no poseo ni de tus labios un triste, enfermizo, consuelo, pues sólo el saber de tu olvido, triste recuerdo de un pasado incierto, conservo en esta cabeza perdida entre ensoñaciones y pensamientos efímeros, entre espacios y tiempos lejanos, perdida entre lo que es, lo que fue, lo que podría ser.

¿Por qué tu recuerdo había de desafiar a muerte a mi paciencia, necia empedernida? ¿Por qué, sólo contesta, por qué habría de pensarte noche y día? Tu silencio es mi muerte y tus palabras mis días largos con clima de indiferencia, solitarios tras la fallida batalla contra tu ausencia.

Son estos los días en los que lo siento, sí y ¡ay! como me lastima, como recuerdo, como olvido, el dolor cotidiano de tus palabras en el vértice agudo de mis días.

¿Cuánto tiempo he de sentirte, cuánto tiempo me has de doler como me dueles? Maestro de versos que caminan solos, dueño del cristal que gotea en mis ojos, explícame cual es el lazo que te ata a esta loca, pues yo no entiendo, no, no comprendo.

Tu mirar me quema cuando notas que te escucho. Y como me desconcentra, como me pierdo en aquél fuego color ámbar que chisporrotea en tus ojos con la luz de la mañana. Porque obsesión es tu nombre y olvido tu apellido. Tu recuerdo no es algo más que las horas que lamento, sola como estoy, en desgracia y en la obscuridad, diviso tan sólo el farol que de tus labios un beso robado me otorga.

Porque sólo en sueños te vuelves tan real que juro que existes, que existes y me quieres. Puedo abrazarte, tocarte y oír tu voz. Sin embargo, cuando la realidad llega, azotándome con el bip del despertador, regreso, triste, melancólica, sin ti.

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