viernes, 8 de abril de 2011

Dos minutos


Sólo dos minutos hicieron falta, no hubo más, no, no hizo falta nada más. Mi pecho duele, un dolor divino y dulce que asocio de inmediato al precipitado crecimiento de mi corazón. Mi pulso se acelera con sólo divisarte. Mi mente se torna un gran campo en blanco que es llenado por los ecos... tun-tun tun-tun. En mis labios una sonrisa que no pude desimular.
Sólo dos minutos hicieron falta para que mi mundo se resumiera a tus brazos, tres palabras. Sólo un minuto bastó para sentirme totalmente tuya. Sólo 30 segundos bastaron para no querer perderte nunca. Y sólo un respiro bastó para saber que eres la eternidad, la eternidad en dos minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario