Hoy no me siento yo.
No sé si soy menos yo que yo
o soy demasiado yo,
pero no me siento yo.
Es de esos días
en que pones un pie
fuera de la cama
mientras que en otro universo
lo pones dentro.
Y, por un momento,
la yo de aquí
y la yo de allá
se miran a los ojos
y desvían la mirada,
creyendo que son solo
fantasmas:
los mismos de a diario.
Pero amabas saben,
muy en el fondo,
que se vieron
y que la otra
es, tal vez, la más real.
Efervescencias,
diálogos de un
fantasma y otro.