A veces quisiera irme con la lluvia, poder quedarme bajo su suave manto mojado y sentir como lava todo mi ser, como me transformo para continuar con aquella limpia espiritual. Pero lo triste es que la lluvia no cae en mis praderas estépicas, mi sol no brilla más y las estrellas son sólo un suspiro de lo que fueron, de lo que en verdad son. En mi rostro, una leve palidez delata a mi mundo, pero en mi interior, Nevermore Land está bajo ataque, bajo las capas de la dulce lluvia que inunda hasta los más tiernos rincones. El llanto inunda mi mundo, ahora desierto por la inundación. Sólo queda encontrar escape que acabe con el agua y su brillante color.
Sé que nada es para siempre, sé que como un día tú entraste en mi vida, un día desaparecerás, tarde o temprano, ahora o hasta el final de mis días. Pero no soporté más el llanto, no soporté más reír, pues cuando el alma sufre demás, suelta llanto a carcajadas. Así, cansada de reír llorando, he comenzado a desterrarte, a sacarte del fondo de mi alma, a tirarte y quemarte. He comenzado a cortar a mi débil ser para evitar nuevos desastres. (no es literal, quiero decir que tengo que acabar con esa parte de mí que hace que sufra, esa preocupación extrema por los que en penumbras vagan.)
Deseenme suerte, pues no quiero volver, no quiero navegar en ríos de lluvia, sobre los restos de mi ser...